En la zona oriental de la cordillera Cantábrica, que engloba parte de la montaña oriental leonesa, la palentina y la cantábrica, dos o tres hembras de oso pardo dieron a luz a nuevos miembros de la especie durante 2010. En la zona occidental, sin embargo, que incluye el alto Sil leonés, el occidente asturiano y Los Ancares, en Galicia, se calcula que hubo una veintena de hembras paridoras.
Según ha informado el presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP), Guillermo Palomero, en la parte oriental cantábrica existe una población cercana a 30 ejemplares, mientras que en la occidental hay contabilizados unos 140 osos pardos.
Los lazos de caza se destinan habitualmente para cazar jabalíes o corzos, pero también pueden atrapar a otra fauna, incluidos los osos. En 2010 se ha reducido el número de estos lazos ilegales detectados por las patrullas de FOP en las zonas habitadas por osos comparado con el de otros años. Pero se siguen detectando casos, muchas veces producidos por ganaderos para evitar que animales como los jabalíes provoquen destrozos en sus cultivos. Por eso, en los últimos años se han repartido los denominados "pastores eléctricos", es decir, unos sistemas de electrificación de los cercos de los cultivos que, si bien no causan daños al animal atacante, le dan una pequeña descarga eléctrica que le disuade de sus intenciones.
"Supongo que la práctica de poner lazos no desaparecerá nunca, pero si conseguimos reducirla a su mínima expresión, es una batalla ganada contra una caza furtiva muy peligrosa", ha apuntado Palomero.
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